Las funciones vitales del riñón pueden resultar afectadas por un
desequilibrio prolongado en la secreción de ciertas hormonas producidas
por el propio órgano, las glándulas endocrinas u otras vísceras como el
páncreas. Ya sea de origen secundario o primario, la insuficiencia renal
crónica relacionada con alteraciones endocrinológicas puede prevenirse
con diagnóstico y control precoces, que evitan de este modo daños
orgánicos que no tienen retorno.
La insuficiencia renal crónica es una lenta y progresiva disminución de
la función renal que impide la correcta eliminación de sustancias
tóxicas del organismo a través de la orina. Esta patología, que sin
tratamiento tiene consecuencias mortales, puede ser secundaria o
primaria.
Las patologías renales relacionadas con problemas hormonales pueden
deberse a una enfermedad primariamente endocrinológica con repercusión
en el riñón o a una enfermedad renal con repercusión en el sistema
endocrinológico. Por ejemplo, el hiperparatiroidismo (enfermedad
que se caracteriza por un aumento en la síntesis y secreción de PTH u
hormona paratiroidea) puede ocurrir por un agrandamiento de la glándula
paratiroidea con una mayor producción autónoma (hiperparatiroidismo
primario) y una consecuente afectación del riñón, en un segundo tiempo. O
bien, puede ocurrir como consecuencia de una insuficiencia renal
crónica que estimula la producción secundaria de la PTH
(hiperparatiroidismo secundario).
El riñón tiene muchas funciones, las más importantes son regular el
balance de agua y electrolitos (sales), eliminar catabolitos (sustancias
tóxicas que se forman luego de la destrucción de los alimentos,
residuos como la urea), regular la presión arterial y el número de
glóbulos en sangre. También tiene mucho que ver con el metabolismo
fosfocálcico, y hace activa a la vitamina D. Cuando el riñón enferma
provoca que muchas glándulas comiencen a funcionar mal y aparezcan
enfermedades encocrinológicas.
Ver presentación.
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