viernes, 30 de marzo de 2012

Un reloj que canta.



Puedo ser lo que tú quieras… si quieres.
Puedo convertirme en ese exquisito secreto, Que hará morderte los labios para evitar contar,
Hacerte el amor y al día siguiente,
Marcharme para siempre.
Arder en el hielo del suelo de un mundo pequeño, Que cabe en una caja de cristal.
Puedo irme y jamás volver, Puedo quedarme y mirarte dormir,
Puedo ser lo que tú quieras… si quieres.
Puedo bailar sin necesidad de zafarme de ti, Huir y esconderme detrás de lo que no va a poder existir,
Amarte una noche y ninguna vez más,
Susurrar acertijos que jamás adivinarás,
Rendirme mil veces y levantarme otras dos mil,
Besarte sin tocarte, envolverte al correr.
Puedo ser lo que tú quieras… si quieres.
Puedo ser un libro abierto que deberás leer muy bien, Porque quizás jamás lo vuelvas a hacer,
No darte nada para que recibas todo aquello que se fue,
La definición exacta de la palabra pasión.
Puedo ser fuego, Puedo ser nieve que un día fuego fue,
Puedo ser el deseo, puedo ser nada,
Puedo ser lo que tú quieras… si quieres.
Esa pluma cuya tinta se le terminó, Una película muda que no entiende la clave de sol,
Aquella zapatilla rota que nunca más bailó,
Un amante sin memoria que sólo se acuerda del hoy,
Un tatuaje permanente, que al principio… dolió.
Soy todo, incluso cuando no soy nada. Soy la manecilla de un reloj que canta.
Puedo ser lo que tú quieras, si quieres.